Ayer en Autacam, Pogacar dio una lección a todos sus rivales.
Los avasalló metiendo tiempo al destiempo.
Remco Evenopel volvió a mostrar que no se come una rosca.
Los ciclistas españoles llevan años más perdidos que Robinson Crusoe.
Yo aún recuerdo aquellos tiempos que muchos ciclistas parecían de otro mundo.
Pero muchos escondían secretos de entrenamiento que no lo eran. Eran secretos de los chutes que se metían.
Lo digo porque muchos siguen insistiendo en tenerlos en el Olimpo del ciclismo.
Y una cosa que los analistas en redes sociales no dicen, es el tiempo real que diferencia a Pocagar de Vingegaard.
Principalmente porque son loros más que otra cosa.
No entienden la profundidad de la preparación física ni los modelos científicos que la sustentan.
Si no estuviera Pogacar, Vingegaard ya habría ganado cinco Tours de Francia.
Se comió dos Tours de Francia que pudo haber ganado Pogacar.
Quien no lo entienda, sabrá mucho de ciclismo de periferia.
Pero no tiene ni pajolera idea de sistemas de entrenamiento.
Justo lo que les pasa a los ciclistas españoles, empeñados en entrenar por el mediocre sistema de vatios.
Algunos a sus treinta años siguen siendo un proyecto inacabado.
Observando la trayectoria de los últimos ganadores del Tour, a Pogacar le dolió un poco mucho perder dos Tours frente a Vingegaard.
Para que os deis cuenta que súper Pogi también tiene traumas psicológicos.