Las espectaculares imágenes de la subida y llegada a meta reviven epopeyas que se habían esfumado en la carrera italiana. Nairo Quintana se sumó a una gran escapada grupal que llegó a tener un ventaja de 5:30 minutos de diferencia sobre el pelotón. A poco que se subió el Paso del Mortirolo se sumaron las pájaras y los tembleques.
Tadej Pogacar no sólo es un gran crono, también es un gran escalador. Y cuando lo sueltan dando la consigna por el pinganillo, el tío se suelta y pone un ritmo que no pueden aguantar sus adversarios ni rezando.
Si el Paso del Mortirolo (1854 m) fue duro, llegar a la meta de Livigno subiendo las paredes del Mottolino (2385 m) ha resentido con fuerza a sus inmediatos perseguidores en la clasificación general dando un palo tremendo a toda especulación que pensara arrebatarle el reino italiano del ciclismo.
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