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viernes, 13 de junio de 2025

Pogacar vs Vingegaard, los matadores del ciclismo físico

Hoy en la Dauphiné Libéré se ha vivido un critérium de maestría del rendimiento físico.

Solo muy contadas personas entienden a lo que me estoy refiriendo.

El entrenamiento de un matador entraña un conocimiento fuera de la conocida magnificencia, por el mismo concepto muy superior de la palabra magnífico - ciencia.

En este concepto se funden las derrotas con los triunfos para embellecer una ciencia que es física y no tiene nada de ficción.

Sé que los grandes rivales de Tadej Pogacar son sus mejores maestros. 

Me acuerdo las confrontaciones continuas con su paisano esloveno Primož Roglic antes de lograr el salto de nivel más importante de su carrera. 

Lo más importante para ser un matador es tener conciencia del nivel en el que se compite frente al nivel del rival, y en eso Primož Roglic es un maestro que puso a prueba al joven Tadej.

Cuando hablamos de conciencia en el deporte, la mayoría cree que tiene que ver con el Tao, sin ser capaz de definir la forma de competir con un rival que le supera.

Un ejemplo es la relación de Vingegaard con Pogacar, las derrotas que el danés le infringió pasándole por encima, alcanzándolo toda vez que se escapaba en las duras paredes del Tour.

Esto fue así varios años hasta que 
Pogi aprendió a progresar en sus niveles de rendimiento, para colocarse varios escalones por encima de Jonas Vingegaard, el ciclista más completo del mundo antes de la intrusión de Tadej Pogacar.

Lo que hemos visto hoy en la sexta etapa de la Dauphiné Libéré es un manual de rivalidad entre los dos ciclistas más completos de los últimos cuatro años.

Es el concepto más puro de la ciencia del rendimiento físico. Un matador, Vingegaard, que quemaba a su más temido rival, Pogacar, siendo superado continuamente, sin que de momento, Vingegaard, haya encontrado la fórmula para volver a superar a Pogacar.

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